miércoles, 30 de julio de 2008

¡Vivos los llevaron, vivos los queremos!

16 de Marzo de 2008
Año 01, núm. 23
Por José Manuel Ruiz Regil


Stabat Mater dolorosa Estaba la madre de dolores
iuxta Crucem lacrimosa, junto a la cruz llorando,
dum pendebat Filius. mientras su hijo pendía.

Estos versos medievales y las siguientes diecinueve tercetas atribuidas a diferentes autores del S. XIII, incluso a algunos Papas, han sido motivo de inspiración para músicos y artistas de muy diversas épocas y escuelas, que han querido traducir el más grande de los dolores humanos: la muerte o pérdida de un hijo. Acción para la cual no existe palabra en el diccionario. Bajo esta tradición el ensamble de artistas independientes formado por Lourdes Caballero (dirección musical), Norma Suárez (dirección coreográfica), y Eduardo Flores Castillo (dirección visual), propone como una magna presencia Stabat Mater Rosario de Ausencias, mujeres de piedra.
La propuesta parte de la imagen del suplicio de la Virgen María al pié de la cruz para significar el calvario de las madres que han perdido a sus hijos, a consecuencia del ejercicio de su legítimo derecho humano y civil a la disidencia, la oposición y la libertad de pensamiento, pero a los cuales el gobierno de México ha criminalizado, haciéndolos víctimas de una de las prácticas más atroces e inhumanas: la desaparición forzada, el encierro en cárceles clandestinas, el silencio, la incomunicación. Este terrosismo es una práctica extendida en Latinoamérica que no sólo ha existido durante los últimos cuarenta años, sino que sigue vigente.

Fotografía, danza, performance, canto y video basado en la obra de Giovanni Battista Pergolesi (1710-1736) en un canto solidario hacia las familias víctimas del terrorismo orgánico, que todavía buscan a sus hijos después de 29 años de desaparecidos, como es el caso de Jesús Piedra, hijo de Rosario Ibarra de Piedra, (www.eureka.org.mx), así como muchos otros, para clamar con ellos justicia; para no permitir que el olvido se vuelva resignación, y hacer de la memoria colectiva el principio de una democracia verdadera.

A los desaparecidos políticos se les define como aquellas personas comunes y corrientes que son secuestradas por el Estado porque no piensan igual que su gobernante en turno. Por eso esta obra pretende sacudir las conciencias de los ciudadanos para trascender esa vergonzosa indolencia que se pregunta “¿y yo por qué?” para cuestionarnos “¿y yo qué hago?

El lenguaje corporal trasuda la angustia de la incertidumbre, el terror y la impotencia ante el Poder pluricéfalo y su acción que todo lo copta. Evoluciones precisas que hacen carne el sentimiento. Al fondo un personaje atado al cepo armoniza con la proyección de un grabado macabro en el que se representan unos cuerpos mutilados. Piensa si valió la pena, si valdrá su vida una lucha. Se contesta que sí. Es Jesús, Pedro, José, Rosario, Luis Enrique, Humberto, Gudencio, Teresa, Mario, Wenceslao, Delia, Roque, Leonardo, Avelino, Carmen, Cruz, Crescencio, Marina, Diego, Epifanio, Villado, Petronilo, (www.hijosmexico.org) o cualquiera de los más de quinientos desaparecidos que constituyen la deuda que el gobierno tiene con el pueblo, aún.

Las voces que cantan el poema, cual Eumérides vengando el crimen, acompañan el proceso de la madre que va del desconsuelo a la alegría pesarosa con que recoge el cuerpo del cadalso y lava las heridas de su vástago, igual que a un recién nacido, indefenso, inerme. Ambos encarnan la Pasión rediviva.

Teatro que es evocación, alegoría, testimonio. Y un público que participa no sólo como espectador de un acto ajeno, a favor suyo, sino que es integrado en la mirada, a través de la ubicación de las imágenes en el espacio, y que lo envuelven como la misma realidad. Historia noticiosa; noticia históricista que viaja por el caracol del oído recreando sentimientos comunes, búsquedas colectivas, miedos soterrados, hallazgos públicos.

Mas el reclamo no para ahí. No bastará con liberar a los presos políticos. No será suficiente la presentación con vida de todos los desaparecidos, ni la cancelación de las órdenes de aprehensión y la persecución de los luchadores sociales para volver la calma a las madres; ni frenar la militarización del país, que va en aumento, ni poner un alto a la criminalización de la protesta social, principios por los que lucha el Frente Nacional contra la represión y en defensa de los Derechos Humanos, sino que habrá que crear las condiciones para que lo que hoy es una realidad, se vuelva historia negra. Pero mientras esto no se haga todos estamos en peligro de quedar como el Luterano Martín Niemoeller, quien dijo: “Primero vinieron a buscar a los comunistas, y yo no era comunista así que no hablé. Después vinieron por los socialistas y los gremialistas, pero no era lo uno ni lo otro así que no hablé. Después vinieron a por los judíos, pero yo no era judío así que no hablé. Y cuando vinieron a por mí ya no quedaba nadie que pudiera hablar por mí”. (versiones más, versiones menos. La cita también se atribuye a Bertolt Brecht).

Esta obra se presentó el 10 de Marzo en el Foro Cultural San Angel, y el 13 de marzo en el Teatro de la Juventud, con apoyo de la Delegación Alvaro Obregón. Los artistas que la integran son profesionales de la cultura comprometidos con su lenguaje y ejercen su responsabilidad social desde ahí, convencidos del poder que dan las alianzas efímeras o las autonomías interdependientes en la creación de proyectos culturales que permitan el desarrollo de los discursos estéticos comunes, sustentados en la verdad. Norma Suárez es bailarina y coreógrafa. Ha desarrollado su trayectoria en largas temporadas en Polonia, Colombia, México y otros países. Lourdes Caballero y Nancy González son egresadas de la Escuela Superior de Música del CNA y Eduardo Flores Castillo es artista visual y de performance, ha presentado su obra en numerosas ciudades de México, Estados Unidos y Sudamérica. (www.geocities/xabo_jubaa)

Para una versión del Stabat Mater de Pergolesi, ver

http://www.youtube.com/watch?v=mNt13Vw-K6Q

¡El arte es revolución o no es! Hasta la próxima