miércoles, 30 de julio de 2008

Ciber-radio

GALERÍA URBANA
16 de Febrero de 2008
Año 01, núm. 21
Por José Manuel Ruiz Regil


Los medios tradicionales de comunicación, cuyo “feedback”, por supuesto, es indirecto, y se traduce en cuentas por pagar, cada día desinforman más y venden su verdad a la mercadotecnia. Aíslan al público al que supuestamente están dirigidos, crean una distancia insalvable entre los estereotipos impuestos por la moda y la tambaleante identidad nacional que no sabe a qué se quiere parecer, ni tampoco está conforme con el rostro que le hereda la historia. La realidad tangible, al menos en el terreno de la opinión pública, esa que tanto se esfuerza en construir el capricho privado, comienza a desdibujarse en el paisaje cotidiano del cibernauta.
Ante esta tendencia, las posibilidades que ofrece la nueva tecnología hace tan fácil como mirar el reloj o hablar por teléfono, cargar un ipod con miles de canciones, podcasts, cine y programas interactivos de duración casi infinita; nos da la potestad de ejercer oficio ya de curadores o programadores, con propuestas dignas del público más exigente: uno mismo.
En medio de esto se construye, paralela, una comunidad virtual que busca otras opciones de entretenimiento (maldita palabra), de búsqueda de respuestas; que no está dispuesta a poner cortapisas a su expresión, ni a sus dudas, ni a los modos de decirlas; una población de arrobaspuntocom que comulgan en una intimidad compartida, traslapando latitudes y horarios para confluir en una propuesta audio-visual multidimensional; en una común-unidad determinada por el Wi-fi.

Imágenes, textos, sonido, animación. Un anonimato revelado a través de “passwords” esquizoides, “vouyerismos” tolerados, heterónimos peleando por un mismo “rating”.
Escaparates individualizados cuyo fin rebasa la satisfacción de hospedar unos ojos y una conciencia diletante al vuelo, y se conforman con saber que allá, en un lugar en el espacio, cabe la posibilidad de que alguien más lo conozca (su servidor). Botella electrónica lanzada al mar del lenguaje binario, cuyo mensaje lleva escrito con mayúsculas un desesperado ¡AQUÍ ESTOY! del sujeto contemporáneo, quien no se consuela con saber que ocupa el espacio-tiempo más intercomunicado de la historia, y sin embargo, no le queda más que auto-retro-alimentarse con sus fantasías, su esperanza globalizada y su contador de visitas que meten la nariz al sitio como quien husmea, sin dinero en la bolsa, los pasillos de una tienda de antigüedades.

Pero no todo es desolación algorítmica, ni tecnología de banda ancha para transmitir el vacío, o para traducir los adefesios del “mainstream”disfrazados de postmodernidad. Todo este marasmo también ha servido para que los utopistas se encuentren en el campo segado de la verdad más allá del dinero, y se arrostren sobre las glebas de su creatividad y compromiso con su pasión. Ejemplos hay muchos, cercanos todos, al alcance de un “enter”, mas he tenido la suerte de conocer, por delante y por detrás de la pantalla, al aire y asfixiado, un portal ecléctico y variopinto; un sitio trashumante cuya ancla se limita a su “dominio”, que siempre está con las puertas abiertas a la diversidad; con una plasticidad para adaptar las posibilidades de hacer, y adoptar las singularidades del ser con una sonrisa y un par de dados en la mano. www.highprofileradio.com cuya propuesta rebasa la promoción cultural como mera difusión de los espectáculos en cartelera y del arte como producto, y se lanza a atestiguar la urbe y el orbe, y le abre línea al quehacer cotidiano, al cultivo de la inteligencia (verdadera cultura). Comprometido con el sentido social de informar, criticar, dilucidar, consignar y proponer expresiones estéticas que reflejen las opciones de la libertad individual, con gente de a de veras, chipotudos y panzones lo mismo que pelones y operadas, con el fin de crear conocimiento –al aire- a través del diálogo espontáneo y honesto, generado ahora con la voz de una generación que construye posibilidades politécnicas en su primera juventud, o con entidades que comparten pistas para descubrir la angelitud de los escuchas. Cápsulas que develan el misterio de los códigos gastrointestinales, seguido de una propuesta de visualización para conciliar el sueño. Las hojas centelleantes del diario de un esférico preludian la bitácora de lesbos y sus intrincadas búsquedas socio-políticas. Cuentos, noticias de la trastienda de Hollywood y narraciones urbanas; servicio a la comunidad, reseñas, y la total disposición de Eddy One Kenobi, el Jedi que dirige la estación, presto y diligente para “compadecer” con una “medolía” al romántico espontáneo, con la única condición de tenerla disponible. (se aceptan archivos mp3)

Hasta la próxima.